Cualquiera diría que si las cosas se organizaran mejor, la gente estaría en mejores condiciones. Todos hemos tenido experiencias con papeleos burocráticos, organismos oficiales despersonalizados o empresas negligentes. El problema de la mala organización es serio, y el desperdicio, la ineficacia y la poca productividad que origina cuestan miles de millones.
En un plano más individual, la organización es un factor clave para el éxito personal del que con frecuencia se carece. También es una necesidad para una familia que quiera florecer. El logro de nuestras metas, grandes o pequeñas, requiere conocimiento de organización. ¿Cómo administrar el tiempo, las actividades y los recursos de la forma más eficaz y productiva? ¿Cómo reducir las distracciones al mínimo? ¿Cómo coordinar nuestros puntos fuertes para lograr nuestros propósitos?
L. Ronald Hubbard se dio cuenta de que el hombre carecía tanto de una comprensión sobre cómo organizar sus actividades, como de una comprensión de su verdadera naturaleza espiritual. Gran parte de sus investigaciones se enfocaron a esclarecer el tema de la organización, una tarea que logró plenamente.
Este capítulo contiene sólo una parte de los principios más fundamentales de la tecnología de organización que él desarrolló, pero estos principios son, en sí, suficientes para aumentar enormemente la actividad de cualquier empresa tanto en un ámbito individual como de grupo. El caos y la confusión no son condiciones naturales de la vida. Sólo existen cuando las leyes naturales no se entienden ni se siguen. Aquí presentamos algunas de las leyes naturales de la organización y de la acción de organizar.